Porque el capitalismo muestra a las claras su fascismo. Por una verdadera democracia.
¡HAY QUE ECHARLOS A PATADAS!
La escalada fascista de los gobiernos del PP no cesa. Conforme han ido ocupando esferas de poder, la represión contra las lógicas y justas protestas y movilizaciones que provocan sus políticas, se ha ido incrementando paulatinamente. No nos dejemos engañar por sus mentiras: su objetivo no es otro que acallar esas protestas ante la imposición de la miseria para la mayoría social, mientras se continúa facilitando la labor de las grandes empresas y sus corruptos cómplices políticos. Por eso criminalizan las resistencias, porque saben perfectamente que la crisis del capitalismo que también está asolando el estado español va a continuar y, por tanto, sus consecuencias van a seguir reventando las vidas de la inmensa mayoría.
Es el miedo a un estallido social mucho más que necesario el que, como pasó en el período de entreguerras, saca a la luz lo que siempre ha estado y estará bajo la falsa máscara de las falsas democracias capitalistas: el fascismo.
Hasta ahora se combinaba sobre todo la brutalidad de los cuerpos represivos del estado, las palizas en las manifestaciones, con lo que ahora se denomina buro-represión: multas indiscriminadas a quienes protestan. Ambos mecanismos muestran a las claras los abusos del poder, el uso totalmente arbitrario y en contra incluso de sus propias leyes que los fascistas que nos gobiernan hacen de su poder capitalista. Y ambos mecanismos aterrorizan, intentan sembrar indiscriminadamente el terror y el pánico entre la ciudadanía.
Pero ahora están dando pasos que van más allá, porque temen lo que se les puede venir encima. Por eso surgen de repente casos de presunto terrorismo supuestamente protagonizado por grupos radicales, anarquistas especialmente. Nada nuevo acusar a los anarquistas y a la “extrema” izquierda en este país: las cloacas del poder ya usaron esas mentiras durante la transición, con el anarquismo y con otras tendencias que promovían la ruptura con este sistema que no es otra cosa que el heredero del franquismo, la vía para que pareciera que todo cambiaba cuando todo lo esencial seguía siendo lo mismo. Parece que por fin la mayoría está dándose cuenta de eso y desechando el mito de la maravillosa “TRAnsICIÓN”. Pues sepamos también que en esos tiempos fueron los gobernantes franquistas, reconvertidos de repente en demócratas “de toda la vida”, quienes infiltraron a sus agentes en los movimientos de oposición para organizar actos violentos de todo tipo.
Y por eso también ahora lanzan su nueva ley de ¿seguridad ciudadana? Un mecanismo claramente antidemocrático y para-legal, propio de dictaduras declaradas y no de seudo-democracias como ésta. Incluso a los ojos de las asociaciones de jueces y fiscales (nada progresistas ninguna de ellas) y de la Unión Europea y los organismos internacionales (tampoco progresistas precisamente), que están mostrando públicamente sus dudas sobre la compatibilidad de este proyecto de ley con la Constitución española, con la legalidad internacional generalmente aceptada y con los Derechos Humanos. Esa nueva ley pondrá en manos de los cuerpos represivos del estado y el poder ejecutivo (no el judicial) las decisiones sobre las sanciones. Y aterrorizará aún más, con multas millonarias, a quienes quieran expresar su rechazo a los recortes, a las privatizaciones, a los desahucios, a los despidos,… A quienes quieran, sencillamente, luchar contra la miseria en la que a la inmensa mayoría nos hunden el capitalismo y sus gobernantes.
Esta situación, este avance del fascismo, no es específico de los podridos y putrefactos que gobiernan ahora. Viene dando pasos desde hace mucho tiempo, con el concurso y la complicidad de los dos grandes gestores del capital (PP y PSOE). Y con el respaldo e incluso la participación en ocasiones de sus demás socios. ¿O no son verdaderos campos de concentración los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIEs), en los que se encierra a personas que no han sido condenadas por ningún delito? ¿No tiene ninguna responsabilidad en ellos el líder del PSOE, Rubalcaba? ¿Y no había ya palizas y brutalidad policial frente a las protestas cuando el tripartito falsamente de izquierdas gobernaba Catalunya, estando incluso al mando de los represores un dirigente de la coalición ICV-IU?
No podemos caer en sus trampas. Porque bien podría ser, como señalan cada vez más compañeros de luchas, que el hartazgo generalizado de la mayoría respecto de los fascistas en el poder llevara a esa inmensa mayoría simplemente a cambiar de amo, de gestor de la misma miseria. Y de fascistas. En ese proceso el capitalismo habría conseguido su verdadero objetivo: reventar cualquier alternativa real. Ejemplos elocuentes al respecto tenemos muchos, demasiados: Islandia, Grecia, Egipto,… En todos esos casos el capitalismo se mantiene. Y la gente, los de abajo, perdemos.
Tenemos que evitar repetir errores históricos. Tenemos que quitarnos todas las vendas que tanto tiempo de falsa democracia ha puesto sobre nuestros ojos. Al fascismo NO se le gana NUNCA en las urnas. Mussolini y Hitler llegaron al poder a través de elecciones, con el inestimable y total apoyo de los que se habían declarado convencidos demócratas hasta que vieron peligrar sus beneficios económicos. Y en otras situaciones, como la España del 36 o el Chile de Allende, las ilusiones electorales dejaron indefensos a la clase trabajadora y al pueblo frente al fascismo, permitiendo que fueran los fascistas los que llevaran la iniciativa y salvaran al capitalismo y a los ricos.
Por eso hay que echarlos a patadas a todos. Por eso el pueblo tiene que tomar directamente en sus manos el poder y las riendas de su destino. Ésa es la auténtica democracia. Hace ya bastante más de dos siglos, en 1762, Rousseau nos advertía con claridad meridiana: “…La soberanía no puede estar representada, por la misma razón por la que no puede ser enajenada; consiste esencialmente en la voluntad general, y la voluntad no se representa; es la misma o es otra; no hay término medio. Los diputados del pueblo no son, pues, ni pueden ser sus representantes, no son más que sus mandatarios; no pueden concluir nada definitivamente. Toda ley no ratificada por el pueblo en persona es nula; no es una ley. El pueblo … cree ser libre, y se engaña mucho; no lo es sino durante la elección de los miembros del Parlamento; desde el momento en que éstos son elegidos, el pueblo ya es esclavo, no es nada…” En todo este tiempo, ¿no hemos aprendido nada?
Desde Alternativa Roja y Verde – Los Alternativos queremos mostrar nuestra solidaridad con todas las personas que ya están padeciendo esta represión, entre las que se encuentran algunos de nuestros militantes. Especialmente con quienes han sufrido o sufren internamientos preventivos en prisión bajo acusaciones falsas e inventadas por el poder. Y con quienes enfrentan posibles penas de cárcel por luchar con verdadera dignidad por lo que es de justicia: trabajo, vivienda, sanidad, educación, un medioambiente habitable,… Un presente y un futuro para ellos y para todos. Otros son los que deberían estar en las cárceles: todos esos corruptos y mamporreros del capital que han robado al pueblo su dinero y su poder político, que impiden a diario lo único que puede ser llamado verdaderamente democracia: el poder directo, constante y sin delegación ninguna del pueblo.
Queremos también dejar muy claro que vamos a seguir luchando. Contra las políticas capitalistas y contra el fascismo que ese mismo capitalismo lleva dentro. Y contra todos los que pactan con los capitalistas y les sirven fielmente. Porque ya no es tiempo de seguir a medias. O se lucha por la Revolución Social o se es lacayo del capital y cómplice del fascismo.
Por eso, hacemos un llamamiento a todas las organizaciones y activistas que se consideren verdaderamente anti-capitalistas y anti-fascistas, a que luchen sin concesiones, a que se opongan sin titubeos al poder, a que rompan todo pacto con ese poder. Porque con el fascismo no se pacta: ¡AL FASCISMO SE LE COMBATE!
Diciembre de 2013
Alternativa Roja y Verde – Los Alternativos en el estado español